La situación es SIEMPRE la misma, conociste a un hombre: en un boliche, te lo presento una amiga, te hablo en la parada del colectivo, apareció por alguna red social, hijo de amigos de tus viejos. Lo que sea.
Todo pintaba de maravillas, y como buena mina armaste un mundo de princesas de cuentos -de esas que no existen- hasta que un día, creemos nunca saber el porqué: El príncipe se esfumo en una nube de smog. De ahí en más la incertidumbre, surgen preguntas del tipo ¿Qué hice mal? ¿Le habrán robado el celular y también le entro un virus en la computadora y por eso no me puede contactar? ¿Le habrá pasado algo? Entre otros hits.
Pues bien, resulta que ante esta situación - por todas las mujeres conocida - la postura a tomar va variando con el venir de los años
Cuando una es novata en asuntos del corazón, por lo general es relativamente joven en edad. Por lo cual hay mucho tiempo al pedo, hay demasiados momentos para pensar y maquinarse el cerebro. Lo primero que solemos hacer es echarnos la culpa: “yo hice algo mal” “yo no le gusto” “yo no debería haber hecho tal cosa” “soy demasiado poco para él” y quien sabe cuántos autoreproches más. Saturas mentalmente a tus amigas contándoles de tu desgracia y depende el tipo de amigas que tengas te podes dar cuenta de que el chabón es un boludo y que vos también lo sos por sentir que sos vos la culpable. O , si tus amigas son aún más complicadas y nabas que vos generalmente te incitan a llamarlo o mandarle un mensaje y quedar aun mas boba de lo que eras hasta ahora.
Años después o experiencias posteriores con algunos hombres te das cuenta que no todo es tan así, quedan aún algunos pensamientos de “algo hice mal” pero todo es como más liviano, empezas a barajar otras posibilidades: No le importo tanto, solo quería coger, capaz que se encontró otra. Miras el celular cada medio minuto, pero te autoimpedis llamarlo o mensajearlo, le revisas el facebook para ver si hace movimientos, también te desconectas y conectas a cada rato en el msn para q te vea y por ahí se acuerde de que existís. Ya una es como que está más acostumbrada y si bien es algo que no está bueno es algo por lo que ya pasaste determinada cantidad de veces y sabes que no es la muerte de nadie. Que otro llega y la historia se repite.
Hay mujeres que jamás superan la etapa anterior, se quedan ahí fijadas con la idealización de que el que no la llama era “El hombre” y viven pendientes de todo lo que hace y deja de hacer, siguen especulando cual habrá sido el motivo de la desaparición del señor. Conocen a otros tipos, pero ninguno será como el anterior. Nunca hay nada mejor que lo que nunca fue. -Sobre esta última frase algún día tengo que hacer un posteo especial-.
Después de la etapa dos por así denominarla tenemos la fase final en la que cuando no aparece más decís: ¡Que se vaya a la puta que lo pario! A esto yo denomino la madurez psíquica femenina. El no enroscarse al pedo, y que si no te llama, ya fue: “Simplemente no te quiere”.